El microcosmos del micromundo que forma mi, antaño venerada, habitación empieza a estar falto de oxígeno. Tendré que salir si no quiero asfixiarme (y no solo en sentido físico)
Nada me quita el sueño y todo me lo da.
Seguiremos soñando que al fin y al cabo es de las pocas cosas gratis y placenteras que quedan en la vida.