Si resulta que tengo una llamada perdida de esta belleza con ojos de gata pues no pasa nada. Pero si tengo dos, entonces es que algo se cuece.
Y en efecto así era. Porque nuestras conversaciones durante el curso serán pocas, aunque nunca faltará la llamada de fin de año con el ya tradicional “A ver si nos vemos” que nunca se cumple. Y nuestros cafés de “Ponme al día que me quedé en...” aunque escasos, muy productivos. Pero eso sí, que nadie nos quite el octavo mes del año que llevamos compartiendo desde que tengo uso de razón…porque agosto en Baiona, es agosto con Marta.
Y si Marta dice que nos vamos a Londres la última semana de Junio yo me echo a reír y pregunto dónde hay que firmar.
Porque filliña, contigo todo es fácil.